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lunes, 24 de enero de 2011

Hierba, árboles y molinos




Hay que elegir: brizna de hierba o árbol. Dos estrategias básicas de supervivencia. Cuando el viento sopla, o bien haces concesiones, te acomodas y aguardas a que vengan mejores tiempos, o bien te mantienes firme, esperando que no sea suficientemente intenso como para derribarte.
Por supuesto, nadie sigue una única estrategia en todas las situaciones. Mi padre, que era un ejemplo claro de flexibilidad, que evitaba casi siempre una discusión, incluso asumiendo importantes costes personales, y al que yo le he parecido siempre demasiado "árbol", solía definir su posición frente a los demás como "más que nadie, menos que nadie". Le he visto a veces tan firme en su pequeña estatura que parecía un baobab.
El más "árbol" de nosotros, dedica una gran parte de su vida a un trabajo que, por estimulante y creativo que sea, supone una concesión terrible a la realidad del mundo.Vendemos o malvendemos, nos guste reconocerlo o no, gran parte de lo único que tenemos: nuestra vida. No he conseguido encontrar una cita (creo que de David Cooper) que dice algo como "En Occidente todos somos prostitutas".


Hay un proverbio chino, relacionado con el viento entendido como amenaza,  que he utilizado muchas veces para ilustrar una sugerencia de actitud positiva ante las dificultades: "Cuando se anuncian vientos, hay quienes construyen muros y quienes construyen molinos". El reto, me parece a mí, es ser capaces de aferrarnos con raíz apasionada a  lo que merezca la pena del mundo, construir "molinos" para cambiarlo en la medida de nuestras posibilidades,  y, cuando sople muy fuerte, que cada uno elija su camino: brizna o tronco.


La foto (móvil) es de mi sendero de ayer de Espadán, que estaba repleto de árboles derribados, refugios de vida nueva.

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho esta entrada, no sé si te acordarás pero esta conversación la hemos tenido un par de veces; yo pienso que lo mejor es combinar, pero que es difícil.
    Nos encontramos en situaciones donde lo fácil es ser brizna (y probablemente lo que más nos conviene) y sin embargo lo que tiene mérito es mantenerse enraizado al suelo, en cambio a veces es más fácil ser árbol, estar sujeto a tus principios y a tu forma de pensar, dejando pasar esa flexibilidad que parece arriesgada, y que quizás nos haga ver el mundo de otra forma.

    No sé en que situaciones de mi vida voy a tener que elegir, ni que decisiones voy a tener que tomar, solo se que hay determinados aspectos en mi vida en los cuales mantenerme firme me reconforta y enorgullece.

    Tanto Elena como yo somos bastante “árbol” (ella más que yo). ¿Por qué será? Jajaja

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  2. Decia Lao tse:
    lo pesado es la raíz de lo ligero;
    la quitud es la dueña de la agitación.
    Así el principe viaja todo el día
    sin abandonar su pesado furgón.
    Ante los espéctaculos más magníficos
    permanece calmo y distante.
    Quien se conduce con ligereza
    perderá la raíz de su autoridad
    quien se agita
    perderá el dominio de si mismo.


    Yo creo que no hay que ser ni demasiado árbol ni demasiada brizna, hay que tensar y aflojar constantemente.

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