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miércoles, 20 de abril de 2011

Fin del mundo

 Según el Gobernador de California, la red mundial de ordenadores Skynet tomó ayer conciencia de sí misma.
Mañana desencadenará un ataque nuclear contra la Humanidad.





Habrá que aprovechar las horas que quedan....



lunes, 4 de abril de 2011

Momento



No fue un sueño.
El arroyo de deshielo se desplomaba por la ladera de roca pulida,
la luz de la tarde huía en ocre,
el suelo del bosque crujía, alfombrado de hojas de haya de otros años.
Y allí estaba yo: un imbécil vestido de Decathlon.

No fue un sueño.
El arroyo de deshielo rugía hacia su destino,
el atardecer se dejaba ir, empeñado en dorar las piedras
que goteaban brillantes cubiertas de liquen y musgo.
En el suelo del bosque, entre los arbustos,
un gorrión confiado hacía los sonidos que hacen los gorriones.

Os juro que no fue un sueño.
Estaba allí: un bobo embobado venido de otro mundo (casas, luces, semáforos…)
y casi de otra época.
Y no me sentía un espectador: ¡yo era también eso!
El arroyo, la roca, el gorrión, el musgo, la hoja y mi pensamiento.
“El arroyo de haya se desploma por la ladera de gorrión dorado”
“El atardecer de agua deshiela rugiendo ese musgo confiado”

Una voz dulce, amiga, sensata, sugirió: “¿Seguimos?”.
Estaba anocheciendo y quedaba mucho camino.

No fue un sueño.
Fue tan verdad como la sensación de una caricia, un dolor, un orgasmo.